Un nuevo estudio avala la eficacia y la seguridad de una terapia no invasiva que se perfila como alternativa para las personas que no responden a los antidepresivos. Se trata de la estimulación magnética transcraneal, cuyo uso fue aprobado por la FDA en 2008 y ha sido empleada en miles de pacientes de todo el mundo.
Este método consiste en crear 'interferencias' en el cerebro, lo que permite actuar directamente sobre sus funciones. Se coloca sobre la cabeza una bobina que emite impulsos magnéticos que, a su vez, generan una corriente eléctrica que activa las zonas implicadas en la alteración que se pretende tratar.
A diferencia del 'electroshock',no provoca convulsiones, no precisa anestesia y tan sólo provoca efectos secundarios muy leves y ransitorios, como dolor de cabeza, en un reducido porcentaje de personas.
Cada vez son más los expertos que confían en su potencial. Sin embargo, aún no existe consenso sobre las características de los pacientes que más pueden beneficiarse, cuánto debe durar el tratamiento, la intensidad de las sesiones... Lo que sí se sabe es que en torno a un 25% de los pacientes con depresión no responde a los tratamientos farmacológicos y algunos de ellos pueden ser 'rescatados' siguiendo esta senda terapéutica.
La posibilidad de contar con una terapia 'ficticia' que sirva para cotejar los resulta dos es especialmente útil cuando se investiga la depresión, ya que el mero hecho de sentirse tratados puede hacer que quienes padecen el trastorno mejoren. Es lo que se conoce como 'efecto placebo'.
En este caso, se utilizó el mismo aparato para imitar el tratamiento, que además transmitía sonidos y sensaciones idénticos.
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